¿QUÉ ESPERA DIOS DE TI?
Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia y humillarte ante tu Dios (Miqueas 6:8)
¿Te has preguntado qué es lo que Dios pide de ti? Es posible que a veces te sientas abrumado al escuchar todo lo que supuestamente espera Dios de ti. En la iglesia nos dicen que debemos ser buenos, atentos, respetuosos y buenos hijos; además hay que leer la Biblia, orar testificar, dar ofrendas y obedecer a nuestros padres; por si fuera poco, hay que cumplir las tareas escolares, ser aseados, no meternos en problemas y tener una conducta ejemplar frente a nuestros amigos. Es verdad, no parece sencillo para todos.
Una
de las grandes verdades del evangelio es que Dios nos acepta como somos. Él
sabe que nos resulta más fácil portarnos mal que portarnos bien, y entiende
nuestras inclinaciones. Aún así, está dispuesto a cooperar con nosotros e
integrarnos a su misión. Dios está
dispuesto a hacerse cargo de nuestras debilidades e irlas transformando
paulatinamente.
Las
palabras del profeta Miqueas, del versículo de esta mañana, representan toda
una filosofía de vida. Dios espera que practiques la justicia, que seas
misericordioso y que tengas una actitud respetuosa hacia él. ¡Así de sencillo!
Todo esto hay que aplicarlo en los diversos ámbitos de tu vida, como por
ejemplo, en la práctica de tu deporte favorito. A la de versoshora de jugar
fútbol, practica la justicia, no hagas trampa, también sé misericordioso con tu
compañero que se equivocó y falló el tiro del penal, o con el arquero (portero)
cuyo error costó la derrota, y claro, nunca olvides que Dios está atento a tu
conducta dentro del terreno de juego, por eso hay que ser respetuoso con su
presencia y no caer en vulgaridades.
Es
muy importante que aprendamos a integrar a Dios en cada una de nuestras
actividades. Su presencia es sumamente agradable u nada complicada. Pero eso es
algo que tú debes aprender por ti mismo.
Mucha
gente carece de una ideología de vida para dar un rumbo a su existencia. Pero
tú posees el beneficio de una filosofía de vida que no tienes que inventar,
sino aceptar. En sus enseñanzas, en su ejemplo, Cristo nos dio una filosofía
que garantiza la paz, el gozo, la prosperidad y la felicidad. Acepta esa
filosofía hoy. Como dice nuestro texto de hoy, Dios ya ha declarado lo qué es
bueno: ser justo, humilde y misericordioso.
“¿Sabías qué…?”
Por: Félix H. Cortez
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